domingo, 3 de abril de 2011

La gata Sami

La gata Sami

Mi buena gata Sami vive en la terraza de la casa, saluda cada mañana a quien llegue reclamando su desayuno de rigor, su pellet preferido y su agua fresca; luego se esconde hasta la media tarde. Nunca quiso dormir dentro de la casa. Por eso su cucha está allí en la terraza, con una soberbia vista hacia los caserones emplazados sobre los cerros como una acuarela multicolor.

Si alguien trata de tocarla, ella huye. Sami tiene miedo a la mano del hombre. Quizá aún perciba con angustia aquellas manos crueles que le pusieron un ladrillo encima cuando era recién nacida, con la intención de asesinarla. Quizás su desconfianza obedezca a esa experiencia tortuosa, al frío que la rodeaba. Hasta que una dulce niña la salvara, la trajera a casa envuelta en un chaleco de lana y le diera un biberón de leche tibia, al cobijo del invierno. Así creció, ligada a mi nieta, mimosa y agradecida, pero siempre de lejos, mirándola desde el patio tras los cristales y jugando a ratos con ella que con su pie le rozaba el lomo y Sami retozaba de alegría.

Cuando partió mi niña al sur, Samy se entristeció mucho. Se alejó de la casona y permaneció en el tejado, ausente y melancólica. Hasta que, poco a poco, se fue acercando a la abuela y le permitió que con su pie, ella le tocara la cabeza y así, restregar en su zapato el peludo cuerpo dócil ronroneante. Las manos la siguen asustando, pero a la señal de un pie que muestra un zapato amigo, ella se acerca y disfruta de veras, en un código de afectos enternecedores.

Si Ud. Visita la casa de la abuela, divisará a Sami, con su cuerpo gris y blanco, pequeña como un peluche, instalada en el patio, tras la ventana que da a la sala. Y desde allí, tras el vidrio, Sami le saludará, restregando su cabeza en el cristal, pero dueña absoluta de su espacio y su libertad. La bondad de mi nieta le abrió a Sami un camino a la vida y ella puede ser hoy una gata feliz, a quien agrada el rito simple de pasar su cola por la orilla de un zapato amigo, segura de que no habrá agresiones sino una sincera amistad y cariño hacia la mascota de la nieta lejana.

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