lunes, 24 de enero de 2011

Un sueño

Un sueño

Me animaré a decírtelo para no partir con este nudo atravesado, que sigue en mí, con ese sinsabor de lo inconcluso, de lo que no fue.

Es inútil y absurdo pensar que apenas si se cruzaron nuestras vidas; te asomaste a mi paso, sutil, displicente, con mirada viva, llena de preguntas. Estuviste en las aulas impersonales donde casi un centenar de alumnos se agolpaban y sólo mi voz potente y mis pensamientos vigorosos les llegaban y les mantenían en atento silencio. Eras una más en esa aula enorme, pero pese a eso te percibía, sentía tu aroma, leía de reojo tus sonrisas y murmullos.

Fuiste misteriosa fruta que divisé en lo alto del huerto, sin pretender alcanzarte, pero así orbitaste por las bibliotecas, sin darte cuenta del deseo que dejabas como una estela rosa en mis apuntes maduros de docente serio.

La vida lleva sus sorpresas, te hiciste amiga virtual y vi tu perfil después de décadas- Callar un sueño me parece absurdo y cobarde. Quiero saludarte a la distancia y explayarme en dibujar en tu pelo ya cano, esas intenciones controladas que se archivaron en algún aula vacía. Me gustaría inventar una chance, tal vez para un café y un pequeño verso, darnos un espacio para este devaneo sensato de alguien que amordazó su corazón para que no se desbocara causando un despropósito.


Hernán Narbona Véliz, Valparaíso, 24 de enero de 2011.

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