sábado, 17 de marzo de 2012

Amanecer en Caldera

Desayunaba Dios, luego de doblar la noche y dejarla descansar sobre un estante de montañas. Iba a beber los frutos batidos del universo, cuando en un descuido derramó su copa de oro sobre el mar y todos los sabores bajaron a la humanidad en la magia de un carnaval colorido. Fui testigo privilegiado de esta casualidad.